Viviendas asequibles

La fase recesiva del ciclo de la actividad inmobiliaria iniciada en 2008 acabó; 2015 se cerró con una contribución positiva de la edificación al incremento del PIB.

Atrás quedó un periodo, pero no sus efectos, durante el cual muchos hogares padecieron dificultades para encontrar o mantener una vivienda, ya que no pudieron hacer frente al pago de sus hipotecas o de sus alquileres, siendo desalojados de las mismas y continuando hoy con esa grave situación.

Algunas enseñanzas deberían extraerse de los fallos, en los que se incurrió. La crisis puso al sector inmobiliario en el suelo, evidenciando que buena parte del boom se había levantado sobre un gran castillo de liquidez que fácilmente se disolvió. Por eso sostenemos que hay razones sólidas, para afirmar que debería asumirse la idea de que su futuro no pasa por volver a propiciar de nuevo el despegue de un modelo productivo basado en la construcción masiva de casas destinadas a ser vendidas en el mercado libre.

El motivo fundamental de este enfoque se encuentra en el hecho de que, según los datos de la EPA, los empleos que, hoy en día, se crean son en gran medida temporales y/o a tiempo parcial por lo que su retribución es baja, así que pretender acceder a una vivienda en propiedad no resulta sencillo. Por eso, el alquiler, la rehabilitación y la adaptación funcional de las viviendas antiguas, incorporando a ellas mejoras, que les proporcionen mayor habitabilidad y sostenibilidad se convierte, en muchas ocasiones, en la única vía posible para acceder a una vivienda. Por eso la clave de lo que vaya a suceder pasa por una demanda solvente y un precio asequible de esta.

Siendo así, el perfil de los demandantes adquiere una singularidad, puesto que una parte de sus características apenas se parecen a las existentes antes de 2008.

Nuevos y diversos colectivos han aparecido. Las familias con menores a cargo, con personas discapacitadas, las mujeres víctimas de la violencia de género, las mujeres solas con cargas familiares o los desempleados de larga duración y los jóvenes con dificultades para emplearse.

En definitiva un variado elenco de personas que lamentablemente han visto como sufren una fuerte carencia de ingresos o, aún percibiéndolos, estos son de escasa cuantía. Para esas personas no existe una suficiente oferta de vivienda por lo que reclaman que se lleve a cabo una más intensa construcción de viviendas sociales.


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