24/06/2025
El Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, ha instado este martes a vincular la democracia a la convivencia y a la concordia, porque, según ha asegurado, “sin convivencia y concordia no cabe hablar de calidad democrática”. La democracia propone crear condiciones sin exclusiones para una convivencia activa y en concordia donde “se respete a la dignidad de cada uno, su singularidad y su libertad”.
Así lo ha señalado Ángel Gabilondo durante un encuentro organizado este martes en Pamplona por la asociación navarra Co.ciudadana, para dialogar sobre los retos de la defensa de los derechos ciudadanos y la calidad democrática en la España.
Para el Defensor del Pueblo los derechos humanos configuran el espacio de lo común y son la base de la libertad, la justicia y la paz. Son un verdadero plan global de acción, protegiendo los derechos de todas las personas en todos los lugares. En este sentido, Ángel Gabilondo ha subrayado la necesidad de impulsar tanto los derechos civiles, políticos y sociales como los ‘nuevos derechos’, vinculados a la protección del medio ambiente, a la evolución de las tecnologías, a la inteligencia artificial, al envejecimiento de la población y a las nuevas demandas y formas de participación ciudadana en los asuntos públicos.
En este contexto, el Defensor del Pueblo ha alabado el recientemente elaborado Segundo Plan Nacional de Derechos Humanos porque amplía derechos ante las nuevas realidades y se compromete con el desarrollo de una legislación que los haga efectivos como derechos subjetivos, con un nivel de protección equivalente al de los derechos civiles o políticos. “Sin derechos económicos y sociales, los derechos civiles y políticos pierden su relevancia, al impedir a las personas su pleno disfrute”, ha remarcado.
Ángel Gabilondo, que ha impartido la conferencia ´Los deberes y las obligaciones en el corazón de los derechos humanos´, ha subrayado que estamos en un tiempo de post pandemia, de globalización, de polarización y de populismo donde se “unifican los intereses para desestabilizar instituciones, mediante herramientas que hacen más accesible la propaganda”. Frente a ello, ha abogado por “repensar un nuevo humanismo, sin tintes paternalistas, ni simplemente caritativos, ni resabios edulcorados, sino enraizado en los derechos y en los valores ilustrados, en el conocimiento y en la ciencia frente a la magia y la superstición y, digámoslo sin temor, en la fraternidad y en la solidaridad”.