14/12/2021
El Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, ha asegurado que “la educación es el principal instrumento de movilidad social y la mejor ayuda para superar las desigualdades económicas y sociales”.
En la inauguración, este martes, de la Jornada ‘Conversa: Legado 2030, la herencia que dejas’, dedicada a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y organizada por la Cadena SER, el Defensor ha destacado la importancia de la educación como “piedra angular de un cambio estructural ineludible para el progreso y desarrollo de nuestras sociedades y la necesidad de un mensaje de ejemplaridad y de compromiso, hoy imprescindibles”.
En esta línea, ha sugerido vincular el conocimiento con la iniciativa social e institucional para realizar una tarea común y colectiva y con una prioridad: “los más vulnerables, los más desprotegidos, los más desfavorecidos, los más indefensos en todos los sentidos”. Una tarea que, según ha explicado, corresponde a todas las administraciones, instituciones, agentes y, por supuesto, a los ciudadanos.
Asimismo, Gabilondo ha definido el desarrollo sostenible como aquel capaz de “satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para dar respuesta a sus propias necesidades, armonizando tres factores básicos, el crecimiento económico, la inclusión social y la protección del medio ambiente”.
Economía con corazón
En su opinión, ello solo será posible si se abordan las causas fundamentales de la pobreza y la necesidad universal de lograr un desarrollo en favor de todas las personas. Porque, a su juicio, “el crecimiento económico exige una economía con corazón; la inclusión social, la equidad; y la protección del medio ambiente, la humanidad”.
Por eso, ha afirmado, “el conocimiento, la investigación, las ciencias, las artes, y la cultura y la educación han de crecer estrechamente vinculados a los esfuerzos sociales, económicos, geográficos y políticos, a las condiciones de quienes tratan de vivir y de trabajar juntos”.
En este contexto, el Defensor del Pueblo ha situado a la escuela como “espacio de hospitalidad sin distinciones”, y ha asegurado que tiene que ser “la mejor acogida a las singularidades, a la diferencia en la que consistimos, y a nuestra diversidad con igualdad de derechos”.
Gabilondo ha apostado, además, por una “dimensión comunitaria” que permita que la educación sea eficiente y concreta, rica en valores de reconocimiento del otro. Según ha destacado, son necesarias “ciudades educadoras” que generen espacios de participación activa en la gobernanza, en la gestión y que abran procesos de participación para comprender lo que realmente funciona, dando cabida a los niños, a las niñas y a los docentes, a las familias.
Porque, “todo educa en un municipio, desde cómo son las escuelas y sus espacios, el transporte urbano, la economía de la ciudad, el reciclaje, la limpieza, los ámbitos públicos, su diversidad y pluralidad, las conversaciones, las palabras de quienes tienen especial responsabilidad, el reto de la eliminación de brechas sociales en la misma ciudad, la dotación de buenos servicios que logren la mayor inclusión de las personas en el principal hábitat humano, las nuevas energías, el consumo responsable, el desafío de la desigualdad o el abandono de ciertos barrios, todo es ámbito educativo”, ha asegurado Ángel Gabilondo.