21/03/2016

Hablaba hace pocos días en Madrid Mitzy Capriles, esposa de Antonio Ledezma, alcalde de Caracas castigado a permanecer en su domicilio por el régimen de Maduro. Contó cómo le fueron retirando sus competencias como alcalde hasta dejarle sin apenas funciones, y luego vino el arresto en el domicilio. Sus cargos son el haber conspirado contra el régimen; el ser opositor al mismo. El  sí es un preso político.

En Venezuela son cerca de cien las personas presas por expresar sus ideas porque no se admite oposición o disidencia alguna en un régimen autoritario y despótico.

Mitzy, que se definió como ama de casa, habló con una precisión tal que parecía  escucharse a quien mejor podía defender a su marido y a aquellos que están en situaciones tan injustas como él.

La oposición venezolana ha tenido el buen criterio de unirse para hacer frente al régimen, pese a las diferencias que puedan mantener entre unos y otros partidos. Y son varias las mujeres que están jugando un papel fundamental para transmitir lo que sucede en su país, para contrarrestar la propaganda del gobierno, para que las democracias no olviden a quienes están privados de libertad de manera arbitraria porque en Venezuela sí hay presos políticos.

En España, la ley de Amnistía de 15 de octubre de 1977 completó las medidas de gracia que antes habían sido adoptadas e incluyó los actos de intencionalidad política “cualquiera que fuese su resultado”. Fue una generosa amnistía la que las Cortes Generales aprobaron. Afirmar, treinta y nueve años después que Arnaldo Otegui, que ha cumplido condena de cárcel por pertenecer a banda armada, es un preso político supone una ignorancia total de la reciente historia o un premeditado deseo de engaño. Que le pregunten a quien fue secuestrado, el diputado Javier Rupérez, o a la familia del diputado Gabriel Cisneros, gravemente herido tras ser tiroteado, ambos por comandos terroristas en 1979, si Otegui ha cumplido condena de cárcel por expresar unas ideas o por pertenecer a una banda que intentó producir el mayor daño posible, justamente a aquellos, entre otros muchos, que apoyaron y votaron el perdón y la reconciliación.

Venezolanas valientes


El Defensor del Pueblo está a tu disposición para estudiar tus quejas y problemas

¿Deseas presentar una queja?

También se puede remitir por correo postal, por fax, o entregar en persona, en nuestro servicio de atención al ciudadano en c/ Zurbano, 42 (28010 Madrid).

Si lo prefieres, puedes descargar este formulario en formato pdf Descargar formulario y, una vez que lo hayas cumplimentado, nos lo envías por correo electrónico a: registro@defensordelpueblo.es

Si tienes alguna dificultad para poner tu queja puedes ponerte en contacto con nosotros en el teléfono gratuito 900 101 025, solo disponible para llamadas desde España. Si llamas desde el extranjero marca (+34) 91 432 62 91.