VII Premio de Derechos Humanos Rey de España. Intervención del Rector de la Universidad de Alcalá
Majestad,
Señora Defensora del Pueblo,
Sr. Ministro…,
Sras. y Sres. Embajadores,
Autoridades,
Señoras y Señores:
Buenos días y bienvenidos a este Paraninfo de la Universidad de Alcalá.
Muchas gracias, Señor, por honrarnos una vez más con vuestra presencia y con el apoyo de la Corona en la entrega del Premio de Derechos Humanos Rey de España en su séptima edición. Lo instituimos el Defensor del Pueblo y la Universidad de Alcalá en el año 2002, para estimular a aquellos organismos y entidades, de naturaleza pública o privada, que en España, Portugal y los demás países iberoamericanos se distinguen por su defensa y promoción de los derechos humanos y de la democracia. Desde entonces y con carácter bienal, se ha venido entregando en este mismo recinto, que tan cercano resulta al mundo iberoamericano por los estrechos vínculos que, desde su fundación como Universidad en 1499, mantiene Alcalá con América.
En las siete ediciones en que se ha entregado este Premio, incluyendo la de hoy, ha recaído mayoritariamente en organizaciones de los países hermanos de América, en concreto seis de los siete premios han distinguido a organizaciones radicadas en Brasil (la Pastoral da Criança, en 2004); en Guatemala (la Fundación Myrna Mack, en 2006); en Perú (el Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer, CLADEM, en 2008); en Chile (“Un techo para mi país”, en 2010); en México (la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos “Todos los Derechos para Todas y Todos”, Red TDT, en 2012); y el Premio de 2016, que entregáis hoy, Señor, a la Patrulla Aérea Civil de Colombia. Hace dos años, el premio del año 2014 recayó en la organización española de religiosas Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad, por su lucha contra la trata y la violencia de género.
Como decía, Alcalá se enorgullece de sus vínculos en el ámbito iberoamericano, y este año 2017, en que estamos conmemorando el V Centenario del fallecimiento del Cardenal Cisneros, nuestro Fundador, me gustaría llamar la atención de todos los presentes sobre la proyección americana de nuestra institución. En las paredes de este Paraninfo están inscritos los nombres de algunos de nuestros estudiantes y maestros más ilustres. Entre ellos hay teólogos que en el siglo XVI disputaron ardientemente sobre los derechos humanos de los indígenas, sobre los derechos de conquista y sometimiento de los pueblos americanos. Fueron destacados estudiosos, participantes muchos en el Concilio de Trento, y si bien hubo quienes defendieron –como Juan Ginés de Sepúlveda, que ingresó en nuestras aulas en 1510— la justicia de la guerra de sometimiento y conquista sobre la base de que se trataba de pueblos sin civilizar y ajenos a la fe católica, hubo también otros, como Domingo de Soto –estudiante aquí a partir de 1516, discípulo del gran Santo Tomás de Villanueva, y luego maestro en nuestro Colegio Mayor de San Ildefonso—, que se opusieron a esa doctrina, alineándose junto a Bartolomé de las Casas en su defensa de los indígenas, en un desarrollo nuevo del clásico ius gentium romano. Para Soto, en efecto, como para Las Casas, como se puso de manifiesto en el debate celebrado en Valladolid entre 1550 y 1551, conocido como De los justos títulos o polémica de los naturales, también los indígenas tenían derechos como seres humanos. No es necesario que glose ahora sus ideas, que todos ustedes conocen. Lo que quiero resaltar es que ese debate, teológico y académico, surge en las aulas de esta Universidad, donde se enfrentan puntos de vista tan opuestos, representados por los mencionados Juan Ginés de Sepúlveda y Domingo de Soto, y tienen eco asimismo en Salamanca y Valladolid. En nuestra tradición está precisamente, por ello, la promoción de los derechos humanos en Iberoamérica.
Hoy evidentemente entendemos los Derechos Humanos de una forma más amplia y exigente que aquellas formulaciones básicas del siglo XVI, e incluso que las que consagró la Revolución Francesa en sus declaraciones sobre les droits de l’homme. Desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU de 1948, la dignidad y los valores del ser humano van mucho más allá de los derechos básicos a la vida y la libertad.
Sobre esa base, este Premio de Derechos Humanos busca reconocer y distinguir a las instituciones que promueven la erradicación de la esclavitud en todas sus formas, la de la tortura y los tratos crueles, inhumanos y degradantes, así como la protección de la igualdad de todos ante la ley, la defensa de la salud, del bienestar, del derecho de los niños, de los colectivos discriminados y marginados, del derecho a la educación y la cultura, o del derecho a una vivienda digna, entre otros. Estamos ya lejos de aquellos derechos muy básicos de los que se discutía en estas aulas en el siglo XVI, cierto; pero en esta Universidad continuamos esa tradición y adaptamos el debate a lo que hoy requiere nuestra sociedad, acercándonos incluso, con un lenguaje nuevo, a lo que ahora Naciones Unidas llama “objetivos de desarrollo sostenible” (“sustainable development goals”), que no son más, en realidad, que los derechos humanos citados, así como otros que buscan preservar nuestro medio como garantía del bienestar humano.
Estos Premios tienen precisamente la función de reconocer a esas organizaciones que los promueven, a veces en circunstancias muy difíciles, heroicas. La Patrulla Aérea Civil Colombiana, a la que quiero felicitar calurosamente hoy, es un ejemplo de esa entrega admirable de cientos de profesionales sanitarios y pilotos voluntarios que consiguen hacer llegar todos los años la atención sanitaria a miles de personas que viven en regiones y localidades de difícil acceso, por lo que sufren aún más las calamidades de la pobreza y de las catástrofes naturales.
Enhorabuena y muchas gracias a los miembros de la Patrulla Aérea Civil Colombiana por su trabajo y su entrega. Y permítanme también que agradezca efusivamente a la Defensora del Pueblo y a los miembros del Jurado su compromiso y su trabajo. Para esta edición recibimos 55 candidaturas, muchas de ellas de gran valía. No fue nada fácil elegir, pero la prudencia, la experiencia y el buen criterio de Dña. Soledad Becerril, Dña. Victoria Camps, Dña. Francisca Sauquillo, Dña. Adela Díaz, Dña. Marta Casaús, de D. Jorge Edwards, D. Antonio Garrigues, D. Francesc de Carreras y D. Joseba Arregi, nos permitieron alcanzar, a mi juicio, la decisión correcta. A los equipos del Defensor del Pueblo y de la Universidad de Alcalá vayan también mis palabras de reconocimiento.
Majestad, de nuevo mi gratitud por vuestra generosidad con esta Universidad y por vuestro apoyo a una causa tan bella y tan justa como esta. A todos ustedes, Señoras y Señores, muchas gracias por su asistencia a este acto.
Universidad de Alcalá 1 marzo 2017
DOCUMENTACIÓN RELACIONADA:
Palabras de Su Majestad el Rey
Intervención de la Defensora del Pueblo
Intervención del presidente de la Junta Directiva de la Patrulla Aérea Civil Colombiana
Patrulla Aérea Civil Colombiana